miércoles, 18 de marzo de 2009

CUANDO LA FIESTA ACABA…

Cuando todo acaba, comienza el pesar.
……

-¿Qué pasa? –preguntas al fin, sin ninguna razón en concreto, por todas las inquietudes presente.

-Nada. –responde con calma. A veces te mira con extrañeza, o alza un hombro. O sonríe. Pero la alegría no llega a su mirada.

Sientes frío, y no sabes por qué, pero también tristeza. Vuelves a ser un muchacho aquel que a los diecisiete años tenía los mejores amigos del mundo, que bailaba y bebía, que se lanzaba en todos los brazos posible, sin pensar en crecer, ni evolucionar. Tan sólo estar. Y es diciembre, ese diciembre antes de la graduación. Y todos ríen más ese día, el baile es más frenético, se toma con locura. Estás bien y eres feliz, hasta que alguien, un amigo o una chica reilona y bonita, dice “bueno, me voy”. Y te niegas, “no, ¿por qué?, es temprano todavía, todavía no es hora”, rodeado de otras voces que piden lo mismo. Intentas que desistan, que se queden porque… en ese momento todo era perfecto, pero sabes que en cuanto el primero parta se irán otros, algunos se despedirán, otros desaparecerán y ni cuenta te darás. Se alejarán. No estarán allí. Y no sabes si un día volverás a verlos, porque el tiempo del muchacho está por terminar.

Los quieres, son tuyos, tu gente, pero si se van (a otra escuela, otra ciudad, otro país) te dolerá. ¿Sabes por qué? Porque la fiesta terminó, el tiempo de feliz existencia, sin exigencias, sin pesares. La fiesta acaba y debes continuar. Lo haces y sepultas tu tristeza porque parece exagerada, y porque como eres un muchacho tienes la esperanza y la promesa de un mundo para ti. La vida apenas comienza, sabes que habrán muchas otras fiestas… hasta que un día te detengas y recuerdes aquella, preguntándote por qué duele ahora, por qué la extrañas. Es porque todo terminó mucho antes de que pudieras entenderlo. Muchos no comprenden que, aunque vuelvan a estar juntos, ya nada será igual. Un momento estabas bien, al otro sabes que llegan las despedidas. Feliz aquel que jamás extraña, quien jamás recuerda. Dichoso el que quiere a la medida, para él será tan sólo una despedida más. ¿Cuándo vuelves a tener amigos como los que tenías a los quince, M? ¿En dónde terminan todos esos afectos? ¿Acaso desaparecen y terminan donde acaban los calcetines perdidos o los lapiceros extraviados? ¿Cuándo termina todo?

-¿Qué pasa? –¿será ese el punto de partida?

JC

2 comentarios:

  1. Dioses !!!..

    A mí también casi, casi me asusta.

    Seguro que no te importa que lo copie para mi otro blog. Se lo merece!!!

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  2. Hola bella, te extrañaba. No me molesta para nada. Me gusta que sigas tu otro blog también. De verdad me espanta. No entro todos los días sino cuando voy a escribir algo y paso por aquí; no lo hice antier por falta de tiempo, iba a hacerlo ayer. Escribí algo que me daba vueltas en la cabeza (vi en la calle a un conocido del pasado, Silverio, y no pude reconocerlo) y cuando entro, veo lo que escribiste. ¡Qué sorpresa me llevé!
    Veo que ampliaste las opciones a anónimo. Eres una genio. Un beso mi dama melancólica (tu entrada era eso, triste).
    JC

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