jueves, 9 de julio de 2009

ADIÓS MICHAEL…

Al fin descansa. Es una frase manida, pero resulta. Y no de su vida, sino de los actos fúnebres. Qué broma. Es por eso que cada vez me atrae más la idea de la cremación. Pero en buena medida, Michael Jackson lo merecía. Una despedida por todo lo grande. Su muerte causó conmoción en muchos de nosotros, pero también verdadero dolor y llanto en millones de sus fanáticos alrededor del mundo, aquellos que jamás dejaron de amarlo a pesar de su extraña apariencia, su excentricidad o los escándalos en los cuales se vio envuelto. La gente que lo amaba por encima de todas las cosas.

Como toda gran estrella, su muerte ahora se rodea de misterio. De conjuras y demás. Ya se habla de un fantasma que se pasea por los pasillos de su rancho, Neverland, citado por gente tan seria como el señor Larry King, de quien jamás se sospecharía amarillismo o basura televisiva. También está el caso del joven que confesó, tarde, pero se le agradece, su perjurio, cuando acusó al astro de abuso. Como sospechamos, en buena medida, de muchos otros.

Se fue y se le cantó, gente amiga habló cosas bonitas de él. Brooke Shields lo hizo humano para nosotros al hablar de un niño grande; su hija lo presentó como un simple hombre que amaba a su gente; ese reverendo del cual no recuerdo el nombre, le tendió una mano amiga a sus hijos: “Oirán muchas cosas extrañas, pero no había nada extraño en él”, regalándole, de paso, afecto al padre ido. Me gustó el pedacito que vi del homenaje de Madonna, con esa fotografía enorme del niño negro con afro grande y nariz ancha, y sobre el escenario ese tipo tan parecido a él, repitiendo los pasos que hace muchos años todos los muchachos imitamos alguna vez. Pero fue el llanto de los muchos a quienes nunca conoció, lo más representativo en ese homenaje al ídolo muerto.

Michael Jackson fue uno de los grandes del mundo del espectáculo, en especial de la música, aquella que no necesitamos entender para que nos llegue al corazón. Hubo quien dijo que sí los 50’ fueron de Elvis, los 60’ de The Beatles y The Rolling Stones, y los 70’ fueron de los grandes grupos como Led Zeppelin, Deep Purple, no hay duda que los 80’ fueron indiscutiblemente regidos por esos dos monstruos de la farándula, Madonna y Michael Jackson, la reina y el rey del pop, respectivamente. Recuerdo que mamá desesperaba viéndome bailar hacia atrás. Y nunca le gustó Madonna.

Los días traerán pequeñas noticias. Lamentablemente comenzarán a emerger las malas, las desagradables. Y llegará el momento cuando lo entendamos, y su partida sea una más en nuestras vidas, como pasó cuando murió Heath Ledger (aunque todavía pesa); pero se le recordará con afecto.

JC

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