domingo, 28 de junio de 2009

DECIR ADIOS…

Una relación termina aunque no se ha dicho, las palabras están pendientes, porque pesan, porque duelen. Sin embargo una amiga ve partir a su niña enferma, no se lo decimos pero pensamos que ahora descansará; pero eso no es consuelo para ella. Y mientras está a solas, nadie con ella, la viste, la acomoda. Se despide. Tal vez le jura que un día se verán otra vez, en esa tierra sin sorpresa ni sobresaltos, en la tierra de nunca pasa nada. ¿Cómo puede, cómo soporta tanto dolor? Otra amiga se va, cansada de pelear con los bárbaros. Un día llegó y dijo: “Me voy para Miami, a comenzar de nuevo”; y mi mundo dio vueltas. No puedo entenderla. Se va. Nos deja. Me deja. Ya no la veré cuando quiera, no le hablaré cuando haga falta. Se va y no parece notar nuestro vacío, nuestro pesar (¡mi vacío, mi pesar!). Decir adiós… ¿se puede? ¿Cómo hay gente que lo hace y continúa? ¿De dónde sacan las fuerzas, la determinación? ¿O es que siempre hay que continuar aunque los caminos se separen? El hombre deja su casa y su familia, busca su mundo, pero nunca dice adiós. Yo no puedo.

JC

1 comentario:

  1. Yo nunca digo adiós, ni siquiera en el día a día. Siempre digo 'hasta luego'

    Me ha dejado helada la noticia de la muerte de la niña de tu amiga. Lo siento.

    Pero en todas las despedidas, por duras que sean, no hay más que hacer que seguir adelante.

    Simplemente es que no se puede hacer otra cosa, aunque a veces pueda parecer casi imposible.

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