viernes, 25 de septiembre de 2009

¿LA VIDA NO VALE NADA?

Las dos noticias fueron casi simultáneas. En el Zulia unos ex trabajadores de una compañía que el Gobierno tomó a la brava porque no tenía como cancelarle deudas, se cocieron los labios para protestar y que no los racharan de agitadores que llamaban a la violencia. En Caracas un grupo de estudiantes, impotentes ante la justicia del terror, se tiende a los pies de las oficinas de la OEA para iniciar una huelga de hambre que no levantarán hasta que los muchachos presos por manifestar sean liberados, aún sabiendo que el costoso e inútil organismo nada hará.

Las marchas son reprimidas violentamente pero, extrañamente, a la siguiente convocatoria concurren más personas. Hombres, mujeres y muchachos. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Acaso no se intimidan, no temen las lesiones, la muerte o los años de encierro como se está popularizando siguiendo el ejemplo cubano?

Fue cuando leí, en la revista ZETA, este trabajo de León de Greiff, uno de los más destacados poetas colombianos del siglo XX. Y sí, la vida es valiosa, tanto que puede ser entregada por nada ganándolo todo. Disfrútenlo:
……

RELATO DE SERGIO STEPANSKY

Juego mi vida, cambio mi vida.
De todos modos
la llevo perdida…

Y la juego o la cambio por el más infantil
espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo…

La juego contra uno o contra todos,
la juego contra el cero o contra el infinito,
la juego en una alcoba, en el ágora,
en un garito,
en una encrucijada, en una barricada,
en un motín;
la juego definitivamente, desde el principio
hasta el fin,
a todo lo ancho y a todo lo hondo
-en la periferia, en el medio,
y en el subfondo…-

Juego mi vida, cambio mi vida,
la llevo perdida
sin remedio.

Y la juego, -o la cambio- por el más infantil
espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo…
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:
todo, todo me da lo mismo:
lo eximio y lo ruin, lo trivial, lo perfecto,
lo malo…

Todo, todo me da lo mismo:
todo me cabe en el diminuto, hórrico abismo
donde se anudan serpentinos mis sesos.

Cambio mi vida por lámparas viejas
O por los dados con los que se jugó la túnica
inconsútil:
-por lo más anodino, por lo más obvio,
por lo más fútil:
por los colgajos que se guindan en las orejas
la simiesca mulata,
la terracota nubia,
la pálida morena, la amarilla oriental,
o la hiperbórea rubia:
cambio mi vida por un anillo de hojalata
o por la espada de Sigmundo,
o por el mundo
que tenía en los dedos Carlomagno: -para
echar a rodar la bola…

cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota o del santo; la cambio por el collar
que le pintaron al gordo Capeto;
o por la ducha rígida que le llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra; la cambio por un romance,
la cambio por un soneto;
por once gatos de Angora,
por una copla, por una saeta,
por un cantar;
por una baraja incompleta;
por una faca; por una pipa,
por una sambuca…

O por una muñeca que llora
como cualquier poeta.

Cambio mi vida -al fiado- por una fábrica
de crepúsculos
(con arreboles); por un gorila de Borneo;
por dos panteras de Sumatra;
por las perlas que se bebió la cetrina
Cleopatra-
o por su naricilla que está en algún Museo;
cambio mi vida por lámparas viejas,
o por la escalera de Jacob, o por su plato
de lentejas…

¡O por dos jequecillos minúsculos
-en las sienes- por donde se me fugue,
en gríseas podres,
toda la hartura, todo el fastidio,
todo el horror que almaceno en mis odres…!

Juego mi vida, cambio mi vida.
De todos modos
la llevo perdida…
……

JC

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