miércoles, 19 de agosto de 2009

¿SEXO SACRILEGO?

¿Supiste, M? En Nigeria, Toku Akintepe y su esposa Bunmi, una joven pareja bordeando los treinta, fueron pillados en plena faena sexual en una pequeña iglesia en Ikeja, un suburbio de Lagos, capital nigeriana; nada más y nada menos que por el Pastor de la misma. Qué impresión debió llevarse. Sin embargo el hombre de fe, Akhiomu, no se buscó ningún problema, tan sólo exigió una suma en desagravio, el equivalente a 120 euros, por daños y profanación del altar. Igualmente se les exigió limpiarlo y rezar tres avemarías por el perdón a sus pecados.

Durante la presentación en tribunales, el marido explicó al juez el por qué de todo eso: él y su mujer llevan apenas cuatro años de casados, matrimonio que comenzaron llenos de amor y pasión, pero con el tiempo la vida sexual comenzó a perder interés, siendo substituido por el fastidio. Preocupados por ello, por terminar separándose, su mujer le pidió “poner algo más de sal y pimienta de manera poco convencional”. Él le propuso hacerlo en la iglesia y ella aceptó entusiasta.

De hecho las palabras de Toku, frente al juez, fueron: “Se me ocurrió que hacerlo en la iglesia, con el Gran Hombre viéndonos desde lo alto, podría ser emocionante”.

¿Sabes?, fuera del hecho de hacerlo en la iglesia, que podía ser tan inconveniente como hacerlo en un parque público por aquello de los niños o los atracadores, dentro de un autobús, o en la cama de los suegros, el hecho me parece hasta meritorio. Seguramente de entrada muchos les tacharán de gente indecente, pero a mí me parece que hay cariño. Un día se quisieron tanto que decidieron unir sus vidas, tal vez cuando juraron “hasta que la muerte nos separe”, lo decían de corazón, de verdad. Cuando un matrimonio, o una relación cualquiera, cae en la desidia, en el “vamos a hacerlo para salir de eso rápido antes de que comience el juego”, se pisa un terreno peligroso, porque lo que antes gustaba y unía, va transformándose en motivos, noche a noche, de enojo y distanciamiento.

Toku, o su mujer, pudieron hacer otras cosas, buscar por fuera lo que sentían les faltaba a la vida juntos, pero prefirieron resolverlo entre ellos mismos. Y eso es inteligente. En lugar de terminar lanzándose puntas, mirándose con rencor, diciéndose cosas hirientes uno a la otra, intentaron salvar la relación.

Por otro lado, lo del Pastor fue el colmo del pragmatismo: violaron el altar y hay que hacer un sacrificio de desagravio, pero nada de sangre de cabra, dame dinero para comprar velones. Me encanta.

JC

No hay comentarios:

Publicar un comentario